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Raul Dominguez

ÉL ES LA PUERTA

Pocas veces el Señor Yahshúa se define a sí mismo. En Juan 10:7 lo hace diciendo: “Volvió, pues, Yahshúa a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas”. Cuando él dice que es la puerta da a entender que, entrar por otro lugar, sería absolutamente inapropiado e inconveniente. Todos tratamos de entrar por la puerta, porque para eso ha sido diseñada.


Entrar al reino de los cielos es imposible, a menos que sea por la puerta. Y Dios, el Padre, en su incomparable sabiduría ha elegido a Su Hijo para ser “la puerta”. Es fácil entender que, entrar por la puerta (es decir a través de Yahshúa), es una demanda de obediencia y lealtad a Dios. Pero más allá de eso es un milagro, que pudiera parecer inexplicable.


¿Por qué mandó Dios, el Padre, a Abraham a viajar desde Ur de los caldeos, hasta Canaán? Esto explica este misterio. La tierra donde habitaban los caananitas, fue primeramente el asiento del huerto del Edén, el cual quedó invisible a los ojos de los hombres. Ha sido la tierra donde se han generado todos los conflictos mundiales, y es donde, ahora, se traban en una lucha palestinos e israelíes.

En ese lugar fundó Dios al mundo, a la tierra, y desde allí se dio nacimiento a todo el universo. Allí se encentra la piedra fundacional de todo lo creado. Y esta piedra es el Mesías. En algún momento se le ha llamado el "ombligo del universo". Es en ese lugar donde los ángeles se aparecieron a los pastores, cuando Yahshúa nació. Es allí donde Jacob vio el cielo abierto.


Yahshúa de Nazaret es la conexión entre Dios, el Padre, y el resto de los hombres. Él es el puente tanto en lo colectivo, como en lo individual. En otro momento en que el Señor Yahshúa se definió a sí mismo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino es por mi” (Juan 14:6). Yahshúa es la puerta y también el camino.


Todos aseguran que irán al cielo cuando mueran, pero esto sólo es posible si al entrar lo hacen a través de Yahshúa quien es la puerta. Y al caminar lo hacen mediante él, quien es el camino. Yo soy la puerta significa que hay ciertas condiciones para entrar. En una oportunidad el Señor enseñó que la puerta es estrecha, y el camino es angosto. Así dijo: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.


Él es la puerta (que es estrecha), y es el camino (que es angosto). Porque nadie puede entrar según le parezca a cada quien, sino de acuerdo a lo que Dios demanda a través de Su Hijo Amado.


El Señor alertó que, algunos que no son pastores, se meten al rebaño saltando la cerca y no entrando por la puerta. Eso es lo que vemos hoy día. Algunos que se identifican como cristianos (me refiero al liderazgo) son ladrones y salteadores. Y de ellos hay mucho en las iglesias católica y protestante. Así dijo: “El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador”. (Juan 10:1)


Si fueran pastores del redil respetarían la Voluntad del Padre, que se ha manifestado al mundo, a través de Yahshúa de Nazaret. Él es la puerta, y es por medio de él que hay que entrar. En la parábola de las 10 vírgenes, se dice que cuando llegue el novio la puerta se cerrará. Así dice: “Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: !!Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”.

¿Vas a permitir quedarte fuera, y no pasar la puerta que es Yahshúa? Aún hay tiempo de entrar. Yahshúa de Nazaret; el más hermoso de todos los hombres. La puerta y el camino.

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