Sin duda, Yahshúa, el más precioso de todos los hombres. No hay otro como Él. Uno de los milagros más hermosos que nos trajo el Señor Yahshúa es Su Presencia permanente. Él dijo: “Y yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28.20).
Esto establece una gran diferencia con el pueblo judío, que tenía que invocar el Nombre de Dios, y esperar a ver si el decidía “bajar”. La iglesia aún no reconoce este milagro, y acostumbrada como está a vivir en el Antiguo Testamento, permanentemente, dice que “Dios ha descendido” o “El Espíritu Santo ha venido”.
Algunos utilizando tendencias modernas hablan del “viento” o del “soplo” del Espíritu, como algo que puede trasladarse y desaparecer, para volver de nuevo cuando se presenta “una ministración poderosa”.
Pero la verdad es que el Espíritu Santo siempre está allí (o aquí), y en todo caso es Él quien mueve al adorador a hacerlo en Espíritu y Verdad, y no lo contrario. Nunca es al revés; es decir que sea la adoración del adorador, lo que haga que el Espíritu Santo descienda. Es el Espíritu Santo quien hace que el adorador ascienda, en su adoración, porque está en él, permanentemente.
El Señor Yahshúa dijo que si alguien le amaba obedecería sus mandamientos, y así el Padre y ÉL harían morada en esa persona, de tal manera que el Padre no desciende en uno u otro momento, sino que siempre está allí, junto al obediente de la fe.
Cuando Dios hizo el anuncio del nacimiento del Señor Yahshúa, en tiempos del profeta Isaías dijo que Su Nombre sería Emanuel (עִמָּ֫נוּאֵ֫ל). La transliteración de esta palabra es “con nosotros es Dios”. Y esto va mucho más allá de la definición de un Nombre, es una promesa. El Salmo 46.8 da una idea de lo que Dios quiso decir…y hacer.
Vienen tiempos cuando las naciones se levantarán en contra de Dios y de Su Ungido, y David en profecía se apresuró a escribirlo. Fue su segundo salmo ¿Podrá alguien atreverse a sublevarse al poder y la autoridad de Dios Creador? Pues sí. Y de hecho en este momento ya lo están. Y David dice: “Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará en su ira”. (Sal 2.5).
Cuando sea desatada la ira de Dios en contra de aquellos que osaron enfrentarle, la misma tierra temblará de terror, y se derretirá. Pero David, en el Salmo 46 nos da aliento sobre aquel momento y dice: “Dios es nuestro amparo y fortaleza. Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmo 46.1-2) y luego añade:” Nuestro refugio es el Dios de Jacob”. Y el verso 11 enfatiza “Yahweh de los ejércitos está con nosotros”
Este anuncio fue el que hizo Dios a través de Isaías, cuando le dijo que Su Nombre sería Emanuel. No era exclusivamente un Nombre, sino un anuncio, una advertencia: “Dios está con nosotros”, y no nos dejará.
Para la iglesia incauta, Dios nos visita con frecuencia. Pero esto no es así. El énfasis de una iglesia de fe creciente es que Dios no nos visita, sino que está con nosotros, hasta el fin de los tiempos, cuando sus enemigos hayan sido definitivamente derrotados, incluyendo la muerte.
Cuando el ángel le hizo el anuncio a María que tendría un hijo concebido de manera sobrenatural, le anunció que le llamarían Yahshúa. Este Nombre se puede traducir como “Yahweh salva”, y de nuevo es más que un nombre, es un anuncio, una promesa. Porque Dios está con nosotros para salvarnos.
Salvarnos de su ira, y del poder de los hombres malos que se levantarán en la tierra, y todo esto por medio de Yahshúa. Él está con nosotros y no se irá, hasta que todas las cosas hayan sido consumadas.
Aún estás a tiempo para bendecir a Aquel que no nos desamparará, ni nos dejará. Nuestro amado Yahshúa, el Hijo de Dios.
Amén
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