En una oportunidad, el maravilloso señor Yahshúa, enseñó acerca de algo que hoy día controla a lo que se llama iglesia: “la demanda de señales”, para poder creer. Esto porque los escribas y fariseos le habían dicho: “Maestro, deseamos ver de ti, señal” (Mateo 12:38). Los “grandes predicadores y evangelistas” se han formado sobre la base de las señales, y esto les ha hecho ganar prestigio y credibilidad, al punto que tienen su calendario anual muy ocupado…y su cuenta bancaria también.
La iglesia moderna se fundamenta, y esto es prácticamente su estandarte, en unas palabras del mismo Señor Yahshúa: “Y estas señales seguirán a los que creen: en mi Nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Marcos 16:17,18).
Yahshúa se apareció a estos 11, que en ese momento se disponían a comer, y dice el texto que “les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado”, y luego añade “y les dijo”, refiriéndose a las señales que acompañarían a quienes creen.
Las señales que acompañan a los que creen, tienen como fin convencer a quienes observan, que ellos vienen de parte de Dios, y que Su respaldo son precisamente las señales. Ahora bien, dentro de esta promesa del Señor, como ya hemos leído, se encuentran dos elementos que no son usados por la iglesia moderna: Ser mordido por serpiente, y tomar veneno, lo cual sería en extremo, un respaldo rotundo a la obra misionera y evangelista.
Estoy seguro que cuando el Señor dijo esto, no estaba pensando en las ciudades modernas, los grandes hoteles y las limusinas, que son elementos que suelen acompañar “a los ungidos” (estos pueden ser católicos o protestantes, ambos grupos tienen las mismas exigencias a la hora de evangelizar).
Sería muy difícil encontrar una serpiente en una zona urbana de alto confort; así como sería muy raro encontrar enemigos dentro de un grupo, en el cual todos están de acuerdo, que estén pensando en colocar veneno en la bebida.
Cuando el Señor dijo esto pensaba en unos hombres sudorosos que caminaban 20, 30 y hasta más estadios, usando sandalias, sin alforja, ni agua, ni viandera, por caminos desérticos donde una serpiente agazapada, al acecho podría atacar al caminante y matarlo en minutos. Estos mismos hombres, que llevaban el evangelio del Señor Yahshúa, eran odiados por algunos, quienes podrían intentar envenenarles.
Era una poderosísima señal de que Dios estaba con ellos, poder sobrevivir al veneno inoculado por una serpiente, o colocado en una bebida. Los apóstoles originales estuvieron siempre expuestos a esto, y los que creían por la predicación de ellos, también. Tal es al caso de Pablo, quien fue mordido por una serpiente, y nada le sucedió, razón por la cual las gentes que vieron esto, creyeron que era un dios. Pero en las campañas de los evangelistas no hay estos riesgos, a menos que los tales estén de verdad trabajando en una zona de alto peligro.
Creo que hay hombres y mujeres que, por amor al Señor Yahshúa, exponen su vida. Estos son los que verdaderamente han creído. El Señor lo dijo: “y estas señales acompañarán a los que creen”. Pero. ¿Acaso un evangelista o predicador moderno que exige la mejor habitación en un gran hotel, y que luego es transportado en lujosos carros hacia el lugar de la campaña, es uno de los que han creído? Personas acuciosas han hecho investigaciones sobre los resultados de ciertas campañas, y el seguimiento ha demostrado que tales señales, no lo fueron en verdad.
Porque a los que esperan señales para creer, sólo la señal del profeta Jonás les será dada. Esta señal es la de un hombre que murió, y al tercer día resucitó ¿Quieres mayor señal que esta? A quienes necesitan señal para creer, les visitarán los ungidos Illuminatis que se han reproducido en grandes cantidades en los últimos años. A quienes creen en Yahshúa, sin necesitar señal, les acompaña el Hijo de Dios, quien es la señal de Jonás. La única que interesa y funciona.
Amén.
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