Algunas horas antes de ser apresado, el Señor Yahshúa estaba reunido con sus discípulos. En ese momento inició una oración al Padre a quién le dijo: “…y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17.3).
El Señor oraba en voz alta al punto de que sus discípulos, que estaban muy cerca escucharan. Él dijo algo nuevo para ellos, hablándoles de la vida eterna (algo de lo que no se hablaba mucho en esa época, así como tampoco en esta) y de conocer al Padre. Conocer, significaba saber, tener noción.
Ha sido la Voluntad del Padre que Le conozcan, y el Señor Yahshúa dijo que esto era la Vida Eterna. La razón de esto es porque el alma trasciende al cuerpo, y no termina sino que le espera una eternidad. Podríamos asegurar que el alma es mucho antes que las cosas fuesen, y lo será para siempre.
Pero la eternidad podría no ser agradable, porque de hecho, si hay una Vida Eterna, es porque hay una muerte eterna. Esto último es lo que se conoce como infierno. Y porque las gentes no toman en cuenta esto es que el Señor vino. Para que conozcan al Hijo y por medio del Hijo conozcan al Padre, y esto es la Vida Eterna.
El diablo ha sido muy astuto haciendo creer que al morir se gana la vida eterna, y se va a descansar. Pero esto no es así. A Dios le importa cuál ha sido nuestra conducta, mientras estuvimos acá en la tierra. Nuestra obediencia a Dios marca a donde irá nuestra alma, después que trascienda al cuerpo.
Para disfrutar de una eternidad de paz y descanso, es necesario saber cuáles son las condiciones que impone el dueño del lugar de paz. Por ello es imprescindible conocerle y saber como piensa. El Señor Yahshúa vino a revelarnos la Voluntad del Padre, y es por medio de él, y sólo por él, que podemos llegar a conocerle.
El reino de los cielos, donde está el Padre, es ese lugar de paz adonde todos queremos ir. Pero este lugar tiene sus restricciones de entrada. Es como algunos lugares adonde se lee: “Se reserva el derecho de admisión”. No todos entrarán. Yahshúa les dio esas condiciones a Nicodemo cuando le dijo (capítulo 3 del evangelio según Juan): “es necesario nacer de nuevo”; “es necesario nacer del agua y del Espíritu”.
Esa es la condición de Dios y por ello hay que conocerle, porque esa es Su Voluntad. El mismo Señor Yahshúa dijo que el camino era angosto y la puerta estrecha (Mateo 7:13.14) ¿Qué significa esto? Obediencia a la Voluntad exigente del Padre. A la Vida Eterna se llega luego de un tiempo de obediencia a la Voluntad de Dios. Si alguno quiere alcanzarla debe conocer cual es esa Voluntad.
El Señor Yahshúa es la obediencia y sumisión perfecta al Padre, y él nos enseñó un camino de sufrimiento. No creas amigo lector que podrías alcanzar esta Vida Eterna, si antes no conoces qué exige el Padre para entrar. Pero la bueno noticia es que Su Santa Voluntad la dejó escrita en las Santas Escrituras. Y no tienes que leerla toda, sino el Nuevo Testamento y especialmente los evangelios. Allí está lo que el Señor vino a hacer y a decir, acerca de lo que el Padre le dio a él, para que nos diera a conocer.
Busca con empeño y dedicación conocer al Padre y a quien Él envió, a Jesucristo Su Hijo.
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