Al principio de todo, cuando los cielos y la tierra no existían, el Elohe (Dios Uno) había pensado en el hombre. Eran las edades de la rebelión del “querubín protector” (Ezequiel 28.14). El huerto de Dios, conocido como Edén, existía pero no en la tierra (porque ésta aún no había sido creada) sino en el mismo lugar (Ezequiel 28.13) donde estaba el Monte de Dios (Ezequiel 28.16).
El querubín había sido creado en Edén y era hombre superior. Ésta quizá sea la mejor definición de ángel. Que Satanás fue creado hombre dan testimonio las Escrituras. Por ejemplo, el texto citado de Ezequiel 28 dice de él: “¿Hablarás delante del que te mate, diciendo: ¿Yo soy Dios? Tú, hombre eres, y no Dios, en la mano de tu matador”. Isaías 14.16 añade: Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos?”.
El querubín fue creado hombre, pero en una condición superior. Y el cayó en pecado de soberbia al querer ser como Dios y sentarse en el lugar de Dios para reinar. Por esto, Dios destituyó a esa raza caída y los expulsó del Monte de Dios. Luego el Elohe elaboró un nuevo proyecto de hombre, inferior al primero.
Para ello creó la tierra porque, la primera raza había contaminado los cielos, y allí colocó el huerto del Edén que una vez estuvo en su Monte. A Adán, el nuevo prototipo de raza humana, lo formó sin sabiduría (por ello lo del árbol del conocimiento) y desnudo (luego fue “vestido” con pieles), a diferencia del querubín que fue hecho perfecto en sabiduría (Ezequiel 28. 3-4) y vestido con exclusivos ropajes adornado con las gemas más valiosas.
Con los ángeles (seres humanos superdotados), no tuvo Dios misericordia. Así relata Pedro: “Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio…” (2 Pedro 2.4) y Judas añade: “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día” (Judas 1.6).
En cambio, para el hombre de raza adámica el Padre Elohe preparó un plan de rescate: Él mismo se hizo hombre, inferior a los ángeles (He 2.7) (según el tipo de Adán), encarnando (Juan 1.14). Para ello hizo que su propia Palabra creadora (el Logos) se materializara y la hizo Su Hijo. Pero, además ese Logos, que es Yahshúa es el germen o prototipo de la raza adámica. Esto porque el hombre adámico fue hecho a su imagen y según su semejanza. Por ello se le llama “Ben Ha Adam, es decir hijo de la raza, lo cual da más bien a entender que la raza fue hecha según “su modelo”.
Dios se hizo hombre para salvar al hombre adámico y condenar al hombre satánico, o según el modelo del querubín. Vino, y muriendo en una cruz castigó la falta de Adán, por medio de aquel por quien todas las cosas fueron hechas. Es decir, toda la creación fue castigada en él, y así, luego de la resurrección, toda la creación fue salvada en él.
Si la humanidad toda entendiera que lo que hemos vivido hasta ahora, ocurre como consecuencia del desafío que un hombre-superior conocido al comienzo como querubín o lucero, hizo al Elohe creador, y que Él en su infinita misericordia por el hombre adámico, ha dado miles de años para reconocerle a Él como el único Dios, dejaría la práctica habitual de hacer las obras del querubín, y obedecería al Dios Creador.
Aún hay tiempo. Tan solo reconoce que Él es Dios, y Satanás solo un hombre caído.
Amen.
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