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Raul Dominguez

EL ES LA PIEDRA DEL ÁNGULO

En los tiempos antiguos existía una técnica de construcción muy particular, pero útil, funcionaba. Consistía en pulir piedra por piedra, que serían como los bloques que usamos ahora, tratando que todos quedaran exactamente iguales. Estas piedras se alineaban, una al lado de la otra, formando hileras, y así se iba cubriendo cada nivel de los muros exteriores.


Pero había una piedra particularmente especial, que exigía la mayor atención de los constructores, porque era la que remataba la obra, y le daba características esenciales de solidez y durabilidad. Esta era la piedra de la esquina. Ellos solían llamarla “la cabeza del ángulo”. Cada una de estas piedras era cuidadosamente seleccionada, y las que no cumplían los requisitos de los maestros albañiles, eran desechadas.


En los inicios de la iglesia, después que el Señor Yahshúa hubo muerto, Pedro enfrentó a la multitud incrédula, y les dio una arenga diciendo: “Este Yahshúa es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo”. (Hechos 4.11). Para Pedro aún se estaba construyendo el edificio de la obre de Dios, y cada piedra había sido puesta como un hito histórico, faltando sólo una: la cabeza del ángulo, la cual es el Mesías. Pero, fue desechada.


Pedro continuó hablando y añadió: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12) Esta afirmación terminante, expresaba la idea que a este Yahshúa a quien ellos habían crucificado, era la piedra verdadera, la auténtica cabeza del ángulo, y la razón de esto es porque no hay otro Nombre, entre los hombres, en quien halla salvación.


La humanidad, edificadora de su propia historia, ha escogido otras “cabeza de ángulos”, quienes a fin de cuentas nunca podrán dar salvación, porque sólo Yahshúa puede hacerlo. Ni el Allah de los musulmanes, ni el Sidarta Gautama de los orientales, ni el Krishna de los hindúes, ni el mesías de los judíos, ni la mística María de Roma. Ninguno de ellos puede dar salvación.


La frase de Pedro es contundente: “…y en ningún otro hay salvación…”. Yahshúa es la auténtica piedra de la esquina, la cabeza del ángulo, la que trama bien la obra y asegura su estabilidad. Porque sólo a él, Dios Padre, le dio un Nombre especial. El libro de Joel dice: “Y todo aquel que invocare el nombre de Yahweh será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Yahweh, y entre el remanente al cual él habrá llamado”. (Joel 2.32)


Este texto se refiere a los día finales de la historia humana (el edificio que todos construimos, cada día), cuando Israel estará sometido a mucho crueldad, en medio de una guerra, devastado, desasistido, sin alimentos, y prácticamente diezmado. En ese momento ellos clamarán a Dios, diciendo Su Nombre, y él les responderá. Ellos clamarán a Dios por Yahweh, y Dios responderá mediante Yahshúa.


¿Sabes? Cuando las Escrituras dicen que no hay otro nombre, mediante el cual podamos ser salvos, es porque así es. Satanás ha creado su propio sistema religioso en todo el mundo, dando a cada región, un nombre en quien creer. Obviamente, a ninguno ha enseñado que el Verdadero Nombre, es Yahshúa, porque esto es precisamente lo que él (el diablo) no desea que sepan. Pero al momento de la muerte, tu clamarás por un nombre para salvación, y si no es Yahshúa , NO SERÁS SALVO.


Espero que tú no seas como los constructores que desecharon el Nombre de Yahshúa. Haz tu obra y coloca al Señor como cabeza de ángulo… y serás salvo.

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